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domingo, 22 de octubre de 2023

Manuel Puig y una narrativa que fluctuó sobre la delgada línea del boom latinoamericano

El escritor argentino fue reconocido en su propia tierra después de su muerte, mientras que en Europa sus libros eran apreciados estando con vida.


Por Graciana Petrone

Un 22 de julio de 1990 murió en Cuernavaca, México, el escritor argentino Manuel Puig. Detractado por muchos de sus pares, su narrativa había transitado por fuera del boom latinoamericano de los años 60. Nacido en Coronel Villegas el 28 de diciembre de 1928, durante su infancia estableció una relación especial con el cine y con las divas de Hollywood protagonistas de los filmes de los años 50, estrellas que serían la inspiración para algunas de sus novelas como “La traición de Rita Hayworth” o “Pubis angelical”.

El vínculo que Puig tuvo con el cine desde niño, fue retratado por la periodista María Moreno en una crónica publicada en la Revista Ñ al cumplirse veinte años de la muerte del autor, y a la que tituló «A mi querido Coronel Villegas», y en donde escribió que «la relación que estableció con el cine fue similar a la que uno establece con las bibliotecas paternas». 

Pese a que la narrativa puignana fluctuó en una delgada línea sobre lo que fue el boom latinoamericano, el autor fue reconocido en su propia tierra después de su muerte, mientras que en España o México sus libros eran apreciados estando él con vida.

Fue cuestionado por los conservadores de su época. El uruguayo Juan Carlos Onetti lo consideró de “folletinesco” y dijo también que “sabía cómo hablaban los personajes de Puig, pero no cómo escribía Puig”. El mismo Vargas Llosa afirmó que el argentino había llevado su homosexualidad a la literatura, al igual que en su vida, a lo que el escritor argentino le respondió a través de una entrevista a su colega de Perú refiriéndose a él como “una vieja amargada”.

Lo que con el paso de los años desentrañó la crítica argentina, con la que Puig había mantenido una relación muy tensa, es que utilizaba elementos como cartas o diarios íntimos para “intentar ofrecer un modelo para armar al lector”.

“Puig arma su propio mundo con la premisa de no despojarse de lo que está en su inconsciente, a la vez que le brida un espacio en su creación que es al mismo tiempo homenaje y dimensión crítica, y desdibuja la figura del narrador dejando ese protagonismo para un conjunto de voces”, agrega por su parte el escritor y docente José Amícola en “Manuel Puig y la tela que atrapa al lector” (1992).

VILLEGAS, EL CINE Y EL VIEJO MUNDO

En 1951 el escritor se anotó en la carrera de Filosofía y Letras, pero lo que realmente le interesaba era ser cineasta. A los 20 años cumplió con el servicio militar y poco después se fue a Roma con una beca del gobierno italiano para estudiar en el Centro Sperimentale di Cinematografía.

Sin conseguir trabajo en Roma fue a París. En 1958 viajó a Londres y escribió su primer guión. En 1960 volvió a Buenos Aires y colaboró como asistente en tres películas. De regreso a Roma empezó a creer que no llegaría a ser guionista o director de cine, como era su ilusión.

Algunos de los libros de Puig forman parte del canon moderno de la literatura occidental. A través del cine, del musical y del teatro, sus novelas llegaron a públicos muy amplios en todo el mundo como “El beso de la mujer araña” o “Boquitas pintadas”, siendo que ambas fueron llevadas a la pantalla grande, la primera, con dirección Leopoldo Torre Nilson. Sin embargo, en la Argentina de principios de los 90 había quedado confinado a un reducido círculo de lectores informados o instruidos.

Manuel Puig murió un domingo. Un locutor porteño comentó la noticia de su fallecimiento en la radio: «Según un cable de último momento, en México murió un escritor argentino que acá no suena; se trata de Manuel Puig». Ese comentario mostró que se trataba de un autor casi ignorado en su propia tierra.

Entre sus obras figuran Boquitas pintadas, «The Buenos Aires Affair», «Cae la noche tropical» y «El beso de la mujer araña», entre otras. Había nacido en General Villegas, provincia de Buenos Aires, el 28 de diciembre de 1932. También escribió guiones de cine y de teatro.

Nota publicada en Diario Conclusión 

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