Por Graciana Petrone

La película documental “Babi Yar. Context”, del cineasta ucraniano Sergei Loznitsa, es un éxito en el Primer Festival Internacional de Cine de la Universidad Nacional de Buenos Aires (FIC-UBA). En ella el creador aborda el exterminio y la aniquilación masiva de judíos en Ucrania conocida, justamente, como la masacre de “Babi Yar”, genocidio que terminó con la vida de casi 34 mil personas en las barrancas que llevan el nombre del film, a las afueras de la ciudad de Kiev.

En el documental, Loznitsa reunió material de archivo, recortes de diarios, fotografías, dándole a la obra su impronta: mostrar la realidad, momentos sangrientos y de inmensa crueldad, pero utilizando para retratar esas escenas escalofriantes con secuencias en cámara lenta, silencios y algunas pocas declaraciones de sobrevivientes.


SECUENCIAS DEL HORROR

Loznitsa relata en su filme lo que fue el exterminio masivo de judíos en Ucrania que comenzó con una extraña convocatoria que salió publicada en diarios y panfletos y que decía que todos los judíos que habitaban en Kiev tenían que presentarse el lunes 29 de septiembre de 1941 a las nueve de la mañana en la intersección de las calles Mel’nikova y Dokterivskaya y, además, señalaba que quien desoyera la orden sería ejecutado en donde lo encontrasen.

Así, cerca de 34 mil judíos acataron las órdenes, con sus familias, sus maletas y otras pertenencias, pensando que los llevarían a otra ciudad. Pero no era esa la intención, sino que fue parte del exterminio que fue dirigido por la Alemania nazi con el fin de aniquilar a quienes consideraban de razas inferiores o impuras.

Si bien la persecución contra quienes profesaban la religión judía en Ucrania se remonta al siglo XIX, se agudizó con la llegada de Stalin al frente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (UESS) en la década del 30, y luego con la invasión del Régimen Nacional Socialista a Ucrania en 1941, en su intención de llegar a Moscú.

Tras la toma de Kiev y la derrota del Ejército Rojo en ese combate, el régimen alemán aprovechó la situación y puso en marcha el plan de aniquilamiento masivo a hebreos ucranianos que ocurrió entre el 29 y 30 de septiembre de 1941. “Nos juntaron aquí y nos llevaron hacia el camino de la muerte”, es uno de los testimonios más explícitos de la última sobreviviente de la masacre, Raisa Maistrenko, quien volvió a visitar el lugar en 2006, 75 años después del horror, y cuyo testimonio fue tomado por el diario The Times of Israel aquel entonces. Ella tenía solo tres años cuando vivió la matanza de Babi Yar.


El escalofriante operativo estuvo al mando de por entonces general Kurt Eberhard, junto con las fuerzas Obergruppenf+Urer, del Mando Militar del Partido Nacionalista, y el Escuadrón de la Ejecución de la Policía Secreta (Eisatzgruppe C), este último, con la ejecución de tareas específicamente ordenada por sus superiores de asesinar, no solo a judíos, sino también a gitanos y a referentes políticos.

LO QUE CUENTA EL DOCUMENTAL

Una vez que los judíos ucranianos habían sido conducidos a la barranca, eran obligados a dejar su equipaje, los llevaban al borde del precipicio, los hacían desnudarse y los ejecutaban. Los cuerpos caían al vacío por la ladera, de unos treinta metros de profundidad. En dos días, asesinaron a 33.771 judíos.

SIN TESTIGOS

La pregunta de algunos historiadores es cómo pudieron los nazis llevar a cabo tal acto de aniquilación masiva en solo dos días. La respuesta fue que las barrancas en donde fueron ejecutados estaban en una zona poco poblada y rural. En las cercanías había una cárcel y un hospital de enfermos psiquiátricos, este último, había sido desocupado días antes por un escuadrón de las fuerzas que mató a los casi 750 pacientes que estaban internados, para asegurarse de que no fueran testigos de lo que sucedería.

La masacre de Babi Yar fue la primera en ser masiva, es decir, en asesinar a miles de personas en una operación que duró dos días, mientras que en números es considerada la tercera dentro de lo que fue el Holocausto.

Durante años Ucrania trató de tapar los hechos ocurridos, hasta que con la disolución de la URSS en 1991 comenzaron a tomar responsabilidad de la masacre.

Para 2026 está prevista la inauguración del Centro de la Memoria de la masacre de Babi Yar que contará con una docena de edificios en un predio de aproximadamente 150 hectáreas.

LA CONTINUIDAD PARA CONTAR VARIAS HISTORIAS

Hacia el final de Babi Yar. Context, su creador muestra imágenes que obtuvo de archivos de distintos orígenes y que muestran, además, cómo una vez que los soviéticos recuperan Kiev fueron recibidos con los mismos vítores con que recibieron a los alemanes años atrás.

Nota publicada en Diario Conclusión