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lunes, 28 de marzo de 2011

Entrevista a los periodistas Felipe Celesia y Pablo Waisber, autores del libro FIRMENICH, la historia jamás contada del jefe montonero

Graciana Petrone
para http://www.elfisgondigital.com/fsgw/politica/nota65904

“El líder de Montoneros, Mario Eduardo Firmenich, carga la impronta de un hombre maldito. Su cara evoca al demonio bifronte. Su aliento despide azufre. Sus manos son garras ensangrentadas”. Con esta frase inician las páginas del libro “Firmenich, la historia jamás contada del jefe montonero” (Editorial Aguilar), los periodistas bonaerenses Pablo Waisber y Felipe Celesia. El trabajo no es sólo la biografía de uno de los fundadores de Montoneros, sino que también reconstruye una parte importante de la vida política y social del país durante los años ’70 y revela pasajes que hasta hoy permanecían ocultos respecto a la actividad llevada a cabo por la agrupación.  
  
Felipe Celesia y Pablo Waisberg

¿Por qué Mario Firmenich?

FC: Firmenich era uno de los íconos de los 70 cuya vida no había sido contada. Fue el jefe máximo de la mayor guerrilla que tuvo la Argentina y de una de las más poderosas de la región. Su vida estaba cruzada por el misterio y los sobreentendidos. Todos tenían una opinión formada sobre él pero muy pocos, hasta la aparición de nuestro libro, tenían información para juzgarlo. Otra cosa que nos interesó del personaje fue su condición de ‘bestia negra’ y de ‘maldito de la política’. Creímos que había mucho para contar de esa vida y aún sabiendo que no sería fácil, emprendimos el desafío.

PW: Su vida cruzaba la vida de miles de militantes y el peso de su figura sigue siendo discutido hasta el día de hoy. Nos atrajo el mito construido en torno suyo y esa imagen de ‘mancha venenosa’ con la que se lo había estigmatizado. Queríamos ver qué tanto había de eso y qué tanto formaba parte, como decían sus seguidores, de una gran operación para estigmatizarlo.

El libro les demandó casi 4 años de trabajo, respecto a su proceso de investigación, ¿qué obstáculos encontraron a la hora de entrevistar ex militantes de la agrupación?

FC: Tuvimos un altísimo rechazo de las fuentes a participar de un libro que trata sobre Firmenich por varios motivos: uno fue que muchos de los montoneros de ayer, hoy son funcionarios o están en la política activa y consideran que Firmenich conserva la condición de ‘piantavotos’ o tipo repudiado. Otro motivo tuvo que ver con cuentas personales no saldadas y algunos pocos tuvieron miedo a la reacción que pudiera tener el ex líder al ver su testimonio impreso.

PW: Hubo desconfianza sobre el objetivo del trabajo y quién lo financiaba. A muchos les costaba creer que nos metiéramos con ese personaje y con ese tema (la historia de Montoneros) sólo por un interés político-histórico. Muchos se negaron a hablar porque Firmenich estaba vivo y otros tantos dijeron desconocerlo pero tenemos muy en claro que tuvieron vínculo con él.


Si bien al comienzo del libro aclaran que no es su intención sentar  postura alguna sobre Firmenich, la lectura completa de la historia puede dejar un interrogante que parece algo ingenuo: ¿cómo alguien como Firmenich se convirtió en ídolo, ícono o líder de su época?

FC: No siempre los procesos políticos los conducen los mejores hombres. En aquellos ‘70, cuando el liderazgo insurreccional era muy valorado, Firmenich encajaba perfectamente. Luego se vio que sus aptitudes políticas eran pocas y ya no podía reconvertirse en un dirigente democrático: quedó anclado a un momento revolucionario de influencia mundial. En condiciones republicanas normales, entiendo que Firmenich podría haber sido un oficial militar. Su vocación y sus virtudes para la guerra son innegables. Pero en la Argentina de los 60-70, con unos cuantos golpes en caja y la prohibición de hacer política, se convirtió en guerrillero y en líder eventual de una juventud enfervorizada. Ese pico de protagonismo, cuando pasó, lo condenó inexorablemente al ostracismo.

PW: No comparto esa posición. La decisiones políticas de Montoneros no correspondieron a un sólo hombre sino a una Conducción Nacional. Seguramente su voz tuvo un peso particular pero siempre -según lo que recogimos- hubo debate. 
Además, creo que obviás el rol que jugó en términos históricos y sociales la Teoría de los Dos Demonios. De su nacimiento y desarrollo fueron beneficiarios muchos participantes, financistas y beneficiarios de la última dictadura. Esa teoría clausuró debates e impidió analizar, por ejemplo, los verdaderos objetivos del golpe: modificar la estructura económica del país. Si eso no fue así, no se puede entender por qué poco después de marzo de 1976 se impusieron leyes que modificaron la estructura económica hasta el día de hoy. Para poder hacerlo fue necesario sembrar el terror. Y para ello no sólo se actuó contra las fuerzas políticas (entre ellas Montoneros, pero sobre muchísimas otras también) que planteaban otro modelo de país. También se liquidaron comisiones internas enteras en muchas fábricas para poder implementar la flexibilización laboral y una violenta reducción salarialSobre su conversión en líder, creo que es necesario entender los procesos políticos y sociales y cómo en medio de ellos se modifican las organizaciones y sus integrantes. Cómo crecen y se desarrollan. Pero también hay que tener en cuenta que para ser líder primero hay que estar decidido a serlo. Firmenich quería ser un líder.