Marta Díaz es poeta. Tiene pluma de poeta, mirada de poeta y una sensibilidad superior que la llevó a escribir su libro Lejanía Necesaria, integrado por más de cien poemas. Estos atributos en la mayoría de los escritores no haría falta remarcar, pero en el caso de esta autora todo resulta tan “necesario” como el título de su obra, presentada recientemente en la Biblioteca Gastón Gori. Hace once años que está privada de su libertad. Los trabajos que conforman su edición es el resultado de su participación en el taller Los Lanzallamas, coordinado por Fabricio Simeoni y dictado dentro del Penal nº 5 de Mujeres de Rosario, lugar en el que recibió en forma exclusiva a El Fisgón Digital.
Aunque parezca una frase trivial cuesta imaginar cómo es la vida dentro de un penal y estar privado de la libertad. De hecho, esta cronista tuvo que atravesar algunas rejas de hierro para acceder a la autora de Lejanía Necesaria. Pero Díaz es un caso distinto. Nada en ella parece anclarse en el abandono y las consecuencias provocadas por el encierro. Por el contrario, tiene un carácter decidido, está llena de proyectos de vida y es una eterna agradecida de la gente que la ayudó a definir su rumbo: los compañeros del taller de escritura Los Lanzallamas y especialmente, a su coordinador.
Mientras habla con El Fisgón Digital está en varios lugares al mismo tiempo. Es hiperactiva, coordina con las guardia-cárceles las visitas que recibirá y también las entregas de pizzas y tortas que elabora para vender fuera del Penal. “Desde el día que conocí a Fabricio – dice – mi vida cambió. En ese tiempo él ya había sacado tres libros y yo admiré su fuerza de voluntad, su inteligencia y entonces pensé de qué podía quejarme yo si al lado de él mi encierro era un detalle menor”.
Un sueño hecho realidad
El libro está formado por casi cien poemas los cuales, si bien están elaborados desde el encierro, ese no es el eje principal. La amistad, la soledad o el agradecimiento son algunas de las temáticas que aborda Díaz como si fuera una escritora consolidada. Y lo es realmente, ya que actúa como tal y con la misma vehemencia lo vuelca en el papel: “Yo estoy tomando mate con vos y estoy pensando en qué puedo escribir. Tengo siempre el cuaderno al lado mío y voy anotando mis ideas”.
Díaz contó que “antes de entrar al Penal nunca escribió siquiera una carta” e incluso, no terminó la escuela. “Este libro es un sueño hecho realidad – explica - algo muy importante en mi vida. No me importa la plata que tuve que gastar para editarlo, sino lo que realmente quiero es que la gente lo lea y que vea que desde acá adentro también se puede”. Y que "aún privada de la libertad se puede vivir, revivir y sobrevivir” y que “podría estar tomando mate" pero lo único que quiere es escribir”.
Lejanía necesaria
“Elegí ponerle Lejanía necesaria porque estar lejos de mi familia hizo que yo aprendiera a valorar todo, incluso a mí misma. Yo era una hoja en blanco, trabajé para que no les falte nada a mis hijos y la lejanía hizo darme cuenta que yo puedo tener una vida, amistades incuso más gente que la que nunca pensé que podía tener y mucho menos en este lugar”, cuenta.
La autora explicó que le llevó varios meses armar el libro pero que “el trabajo más pesado” – como le llama al proceso de edición y compaginación – lo hicieron Fabricio Simeoni y Patricia Torres. Pero Díaz diagramó en forma completa la obra, tituló con sutileza todos los poemas y agregó epígrafes (también de su autoría) a algunos textos.
El taller Los Lanzallamas es como una gran familia
Hace aproximadamente cuatro años que la autora participa del taller literario Los Lanzallamas, que funciona los sábados por la tarde en la Biblioteca Gastón Gori en el barrio de Fisherton. Como si fuera una imagen ocurrida en forma reciente, detalla con precisión el día que asistió por primera vez: “Fui en el móvil, esposada. Tenía frío, calor, todo junto y me recibieron como si fueran parte de mi familia. Siempre digo que son mi familia, quizás porque comparto más cosas con ellos que con mis hijos”.
Díaz no deja de expresar su agradecimiento para con los integrantes del taller una y otra vez. Tampoco de exaltar la figura de Simeoni y de lo mucho que representa el trabajo que realiza el escritor con ella. “Él es muy especial. Es muy grande la fuerza que me da día a día para levantarme. Hay mañanas en que me despierto y me pregunto: ‘¿qué hago acá adentro?’. Y vuelvo a pensar de qué me quejo y empiezo el día pensando en Fabricio.”, dice. También, contó que gracias al coordinador viajó en dos oportunidades a la Feria del Libro en Buenos Aires.
Romper los mitos: cuando se quiere se puede
Su trabajo en el Taller Literario Los Lanzallamas la llenó de expectativas de vida. También contó que con los emprendimientos que realiza dentro del Penal “pudo comprarse los muebles para amoblar su departamento y tenerlo en condiciones para cuando salga en libertad”.
La escritora está llena de sueños e ilusiones. Aunque admite que tiene un carácter fuerte, también cuenta que respeta el trabajo de quienes custodian el Penal: “Acá adentro una se hace más dura pero valoro a la gente que me rodea, incluso a las guardia-cárceles. Ellas también son personas, tienen familia y muchas veces las discriminan por usar un uniforme o por el trabajo que hacen”. Firme en sus convicciones, Díaz sabe muy bien lo que quiere y es una agradecida de la vida, aún en su situación: “Muchas veces me veían mal y se acercaban y me preguntaban si necesitaba hablar y no tenían por qué hacerlo, hasta le escribí un poema a una de ellas, porque me recuerda a mi hija…”.
Dos poemas de Lejanía Necesaria
Un soldado enfunda su arma
es joven pero tienen los ojos duros.
Obligado a matar
su corazón sangra
la tinta del poema
que nunca escribió.
Líneas que recorren el miedo.
La imagen del horror
encierra el odio ambicioso.
Un distinguido paisaje
Frente a los ojos indiferentes.
cual es tu criterio, para saber quien es verdadero o falso poeta?
ResponderEliminarMaravillosa historia real que parece una perfecta ficción. El recuerdo de personas como Marta Díaz, que tú maravillosamente nos acercas me acompañará para siempre en este exilio, hasta que me cierren definitivamnte la ventana de mi vida. Gracias y envía a Marta, esa gran poetisa, todo mi amor por su voluntad y su arte. Un saludo ab imo pectore
ResponderEliminarExcelente el post, me parece muy bueno y conmovedor-Te felicito!!! en cuanto al anónimo que pregunta cual es el criterio para saber quien es un poeta verdadero de uno falso sería más o menos lo mismo que dejar un comentario y firmarlo, por ejemplo. O un verdadero poeta se distingue de otro que no lo es porque escribe y escribe en condiciones absolutamente adversas como las de Marta Díaz.
ResponderEliminarGracias
Marcos
Muchas Gracias Fernando, Muchas Gracias, Marcos!!! Conocer a Marta Díaz para mí fue algo realmente muy conmovedor. Imaginé también que, de haber leído sólo sus poemas sin conocimiento alguno de su situación penal, hubiese creido que no era su primer libro. Su trabajo es inmensamente valorable. Respecto mi criterio, ja,ja, pensé lo mismo que cos, MArcos, es por eso que no lo respondí. Pero conocí muchos académicos que escriben poesía pensando en no cometer errores linguísticos para no quedar al descubierto antes sus alumnos, por ejemplo, y esos versos no tienen fallas pero tampoco sangre... La poesía de Marta es poesía, desde el principio hasta el final...lo que la convierte en una escritora genuina. Muchas gracias por sus comenatrios tan cálidos!
ResponderEliminarBuenos días, muy buena la nota. Como puedo conseguir el libro de Marta?
ResponderEliminarMUchas gracias! Para conseguir el libro podés comunicarte con la gente de la Biblioteca Gastón Gori, los sábados a la tarde y pregunatr por los coordinadores del taller literario Los Lanzallamas. Saludos.
ResponderEliminarComo hago para obtener los libros
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