Tras su retiro como titular de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario, Fernando Farina concedió una entrevista con el fin de realizar un balance sobre su gestión, desarrollada en una de las áreas más relevantes del municipio. El renombrado artista cuenta con una vasta trayectoria a nivel nacional e internacional en diversos ámbitos. Actualmente, es Director del Fondo Nacional de las Artes, crítico, Licenciado en Bellas Artes e ingeniero Civil, como así también, autor de numerosos ensayos de investigación histórica y artística. A comienzos de este año, fue curador para Argentina de la 2da. Bienal del Fin del Mundo “Intemperie”, la cual tuvo su sede en Ushuaia y, según él mismo contó, participar en la muestra junto al curador internacional Alfons Hug, “fue todo un “desafío”.
¿Es posible realizar un balance de su gestión en la Secretaría de Cultura?
Cuando asumí la gestión las expectativas del país en general eran otras, se vislumbraba una situación mejor…Nuestras intenciones eran profundizar y mejorar lo que se venía haciendo y también abordar problemáticas nuevas. Resulta difícil decir si se cumplieron o no las expectativas, ya que las circunstancias se modificaron muy rápidamente. Asumí en diciembre de 2007 y en marzo del siguiente año teníamos declarado el conflicto del campo, lo que generó una situación de desconfianza social y los mensajes no fueron de construcción o diálogo sino de confrontación. Esa situación nos resintió mucho.
¿Qué aspecto de la cultura afectó en particular el conflicto con el sector agropecuario?
Si bien en Rosario confiamos mucho en el aporte de la Municipalidad, el Área de Cultura tiene grandes expectativas por parte de las iniciativas individuales. De esas iniciativas muchas veces surgen los proyectos y lo único que tiene que hacer el Estado es acompañarlos y brindarle las condiciones necesarias para su desarrollo. La situación que imperó durante el conflicto con el campo provocó un retraimiento general, una ruptura y una desconfianza que jugó en contra de los proyectos iniciales, por lo que hubo que reestructurar y redimensionar todo. Situaciones que no son de lo más felices a la hora de hacer un balance, aunque si se analiza en este marco, fue positivo.
¿Cuán difícil resulta el trabajo con la gente de cultura de la ciudad, teniendo en cuenta “el ego” propio que caracteriza a los artistas?¿Cómo se sobrevive al ego de los artistas, pregunta usted? (risas). El desafío es bastante difícil y, a mi criterio, reside en no caer en prácticas populistas cuando se trabaja en la cuestión cultural. Hay áreas en que el populismo está muy presente y hay que tener en cuenta que Argentina es un país profundamente populista y en el que difícilmente se tiende a reconocer la calidad antes que la cantidad, con una expectativa a recibir fácil.Este desafío de no caer en prácticas de este tipo buscando la excelencia y dándoles oportunidades a todos, paradójicamente se traslada a los artistas. Muchas veces no son los actores, músicos, plásticos o escritores más importantes quienes establecen reclamos al Estado, sino, aquellos que no han podido insertarse de la manera adecuada a lo largo de los años y exigen que se los financie. Si esto se mezcla con un ego exacerbado, propio del artista, estamos en problemas y las cosas pueden llegar a confundirse. Es una situación delicada que conlleva a un desafío permanente. Reitero: trabajar buscando la excelencia dándoles oportunidades a todos.
Participó en mayo de este año como curador para Argentina en “Intemperie”, la Bienal del Fin del Mundo, ¿cuáles fueron sus experiencias y el aporte de la misma como miembro integrante?
Se armó un proyecto muy grande en el que participaban varias ciudades y me pareció que Rosario debía estar presente. Además, estar al lado de un curador internacional con la experiencia de Alfons Hug fue un desafío interesantísmo. Por otra parte, el trabajar desde Rosario implica hacerlo descentralizadamente y, proyectarse desde un lugar como Ushuaia, permite entender determinadas lógicas desde el arte: la respuesta de la gente o los ingredientes que aportan los diferentes espacios y lugares donde se puede desarrollar una muestra.
“Intemperie”, ¿desde Fernandie de Sessure hasta la crisis económica argentina…?Más allá que se trabajó desde lo ecológico, también se abarcaron otras situaciones. El curador general, Alfons Hug, realizó planteos que me parecieron muy interesantes de cómo para nosotros tiempo y clima significan lo mismo, pero traducidos a otras lenguas no. Por lo que Hug planteaba cuándo el clima dejó de serlo para pasar a ser tiempo, o viceversa.Otra cuestión que nos pareció interesante para profundizar fue, como dice Jorge Boccanera, que “todo lo que no es útero es intemperie”. El término denota una especie de desprotección que a la vez se trasluce en una angustia existencial que nos ubica en un lugar de la vida (como expresa también Rogger Plá, en su libro “Intemperie”, publicado por la Editorial Municipal). A esto le agregamos una situación más que argentina si lo relacionamos con la crisis económica y es la posibilidad concreta de quedar a la intemperie. En definitiva, el término es un dato real, casi cotidiano. Incluso, podría transferirse muy bien a otras sociedades, como Estados Unidos, por ejemplo, que también está inmerso en una profunda crisis.¿Hay una generalidad en el plano cultural y en todos los niveles de gobierno a inclinarse por los medios audiovisuales en este momento?Hay una realidad y es que todo lo mediático reviste mucha más accesibilidad, pero también, creo que hay que ser muy cuidadosos en esto. No creo que en Rosario exista un desequilibrio en cuanto al tema ya que hay gente que trabaja en las distintas áreas con excelente formación. En la ciudad, bien o mal, no existen confrontaciones que impidan a la gente de la cultura a trabajar en forma conjunta.Hoy por hoy la Municipalidad tiene un equipo de lujo y hay mucho profesionalismo en las diferentes áreas y, en la parte específica de la cultura en particular es realmente destacable. Incluso, con reconocimiento a nivel nacional e internacional en donde en otros lugares toman como modelo a proyectos culturales locales. Como Director del Fondo Nacional de las Artes aseguro que el reconocimiento por el trabajo de Rosario es hasta inevitable. Tal vez esa cuota de idealismo que tenemos para producir es un plus importante. Toda la gente de aquí cree en lo que hace. Es algo diferencial.
¿Cuáles son los proyectos de trabajo que tiene previstos?
Cuando acordé para retirarme de la Secretaría de Cultura, fue claramente por proyectos personales de trabajo. Tengo prevista una serie de exposiciones que recorrerán el país y también Rosario. Algo que intento realizar desde hace tiempo y que para mí es muy importante. El ser Secretario de Cultura implica un trabajo full time, lo que termina siendo incompatible para mis proyectos personales por una razón de tiempo. A veces, la función pública requiere de espacios para acciones que no son productivas, sino que son asuntos protocolares o reuniones que demandan mucho tiempo. En este momento, creo que será más valioso mi aporte desde fuera.