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domingo, 5 de diciembre de 2010

Daniel Miguez: Pibes chorros, estigma y marginación

Graciana Petrone
para http://www.lacapital.com.ar/ed_senales/2010/12/edicion_110/contenidos/noticia_5028.html


La dicotomía de la seguridad-inseguridad en el país es materia de debate constante sobre si el temor de los ciudadanos a ser víctimas de un delito violento, o de morir en manos de sus victimarios, es simplemente una sensación o una realidad tangible respaldada por datos estadísticos. Los pibes chorros, estigma y marginación, de Daniel Míguez y la tesis de investigación Entre la inseguridad y el temor, instantáneas de la sociedad actual, realizada por Míguez en forma conjunta con Alejandro Isla, desarrollan y profundizan sobre uno de los temas que emerge, desde comienzos de la década del 90 hasta hoy, como la principal preocupación de los argentinos.
Para estudiar en profundidad la problemática es necesario remontarse a los momentos históricos y a los modelos económicos que propiciaron, de alguna manera, la aparición del desempleo, la naturalización del abuso del poder policial sobre ciertos sectores de la ciudadanía, la pauperización y la pobreza en todas sus expresiones. También es preciso desmitificar algunos conceptos, fuertemente instalados en el imaginario colectivo, respecto a los móviles que llevan a los jóvenes a quebrar la ley en edad temprana.
“En ciudades que han sido tradicionalmente pobres —explica Míguez— la miseria no puede generar delitos puesto que no hay distancias marcadas entre lo que las personas desean y lo que poseen”. Pero si en un país se promueven metas comunes de consumo, tal como sugiere el sociólogo Robert Merton, y hay sectores sociales que sufren restricciones crecientes y que no tienen posibilidades reales de alcanzarlas, entonces el delito puede transformarse en un problema social y “muchas veces la trasgresión es una manera de alcanzar”, aunque sea transitoriamente y a un alto costo, “las metas que la sociedad propone” pero que difícilmente logren por las vías legales.
Los pibes chorros, estigma y marginación es una segunda edición, corregida y actualizada del libro homónimo publicado en 2004, en donde el autor sostiene que el problema de quienes quiebran la ley a temprana edad está vinculado a “una suerte de anomia que tiene que ver con un estado de decepción en torno al trabajo dentro de la estructura de las familias”. Y aunque esté instalado con vehemencia en el imaginario social que “los pibes chorros” surgen de la naturalización de la violencia, el consumo de drogas, privaciones materiales o ausencia de vínculos afectivos, Míguez asegura que, si bien esos son elementos que forman parte de su entorno, no son causales directos de la delincuencia.
Para sostener su teoría el autor realizó una serie de encuestas a jóvenes que viven en situaciones marginales y que estuvieron presos en algún momento de su vida. Las respuestas demostraron que la situación que más sufrimiento les provoca a los chicos es estar separados de sus madres o sus hermanos cuando son privados de la libertad, sumado a que el deseo de salir del delito es mayor cuando son padres.
La idea de que el entorno familiar los empuja a delinquir es también refutada por Míguez, ya que quienes son adultos y se consumaron en la actividad criminal, no quieren que sus hijos reiteren el mismo patrón, por conocer el padecimiento dentro de las cárceles.
Tribus carcelarias

Los “pibes chorros” tienen una estructura de valores armada en torno a las relaciones con el medio donde viven. Son códigos de convivencia que respetan con vehemencia y que establecen premisas como no robar dentro del barrio o causar el menor daño a sus víctimas, salvo en aquellas situaciones en donde su vida esté en riesgo. Sugestivamente, la forma de delinquir es la que les da la posibilidad de infundir respeto dentro de las cárceles, en donde hay estructuras jerárquicas y piramidales devenidas del modus operandi y tipo de crimen que hayan cometido.
Según detalla Míguez, quienes gozan de mayor jerarquía en la jerga delictiva son los “chorros de caño” o los que roban a mano armada sin dañar a sus víctimas. Debajo se ubican los “pilotos”, quienes difícilmente participen en los atracos en forma directa; luego están los “mulos o soldados”, que logran más liderazgo dentro que fuera de las cárceles.
Los “transas” o narcotraficantes no son bien vistos en las penitenciarías, ya que muchos detenidos sufrieron pérdidas de familiares a causa de las drogas. De la peor manera son catalogados los violadores: no son considerados verdaderos delincuentes y son obligados a realizar las “tareas domésticas”. Por último, aparecen los “cachivaches, giles y barderos”, identificados con los jóvenes que “roban dentro del barrio, los que matan por un par de zapatillas o que cobran peaje en los pasillos y esquinas”.
Tanto Los pibes chorros, estigma y marginación como  Entre la inseguridad y el temor, están basados en años de investigación y aportan datos reveladores sobre la relación entre el aumento del crimen y el miedo generalizado de los ciudadanos a convertirse en víctimas. El primer título, sobre todo, muestra una realidad que condena a muchos jóvenes que tal vez tengan la posibilidad de pensar en un futuro distinto.
“Una apreciación cuidadosa de esta problemática —dicen Míguez e Isla— muestra que no es sólo una mayor frecuencia de delitos lo que hace que se propague la sensación de inseguridad”. En Argentina el 70 por ciento de la programación televisiva está ocupado con noticias relacionadas al sistema penal, mientras que los autores indican que cierto tipo de atentados decrecieron a partir de 2003 pero “reina una suerte de alerta pública respecto a la cuestión”. Sus reflexiones parecen convincentes, ya que durante la última dictadura militar muchos sentían que vivían en la sociedad más segura del mundo, cuando se producían miles de secuestros, torturas, muertes, robos de niños y desapariciones.

5 comentarios:

  1. Hola Graciana Si estamos viviendo en una sociedad bastante complicada,la verdad, que si esto sigue así no se que va a pasar, pero creo que falta una ley fija y segura para tratar de terminar con los ´´pibes chorros´´ entre otros... Sin duda todo sería distinto si en nuestro país existiera mas seguridad, pero me refiero a que haya una ley seria.

    La nota muy buena! me impacta todo lo que está pasando.

    Besos

    Susana

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  2. hola, creo q si hay algo q sobra en este pais son leyes, mas alla de como sean (fijas, seguras), nos cuesta entender q los PIBES CHORROS son el producto de un sistema excluyente. La sociedad enferma e hipocrita los mira desde afuera y solo sabe criticarlos, estigmatizarlos o pretender mano dura con ellos. Tambien me impacta lo q esta pasando, Saludos.
    Vanina

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  3. este miguez es un zurdo resentido asqueroso.

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  4. una persona resentida no se sienta a escribir luego de recorrer las calles para dar cuenta de una deuda que tiene la sociedad con la sociedad misma... la igualdad la hacemos entre todos y la discriminacion tambien!
    muy buen libro de miguez,capo.
    ana

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  5. NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO " TODOS SE QUEDAN CON LO PRIMERO QUE VEN ,CORTE DISNEY Y SUS CUENTO.
    LAS MUJERES QUE USAN CARTERAS LOUIS VUITTON SON LAS QUE GENERAR VIOLENCIA Y DISCRINACION POR SENTIRSE INFERIOR AL HOMBRE FINANCIERO INDEPENDIENTE.

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