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domingo, 22 de agosto de 2010

Colección Negro Absoluto: sus último títulos, Sacrificio, de Leonardo Oyola y Sangre Kosher, de María Inés Krimer

Graciana Petrone para
http://www.lacapital.com.ar/ed_senales/2010/8/edicion_95/contenidos/noticia_5050.html

Como una verdadera explosión narrativa la novela negra fue, en sus orígenes, un discurso crítico para el escenario estadounidense decadente y corrupto de 1930. Cuatro décadas más tarde en Argentina autores como Juan Carlos Martelli o Rodolfo Walsh también dispararon su disconformidad hacia un contexto altamente politizado. El relato del crimen entonces, con secuencias verosímiles, escenarios familiares y personajes oscuros que operan fuera de la ley, emerge como una de las estructuras más sólidas para cuestionar o simplemente desnudar los errores de un sistema.

No es casual que las historias sobre mafias y delincuencia regeneren el interés de los lectores y sobrevivan a otros géneros. La Colección Negro absoluto, dirigida por Juan Sasturain, irrumpe así en pleno siglo XXI como un conjunto de voces que denuncian asesinatos y submundos. Sus últimos títulos, Sangre Kosher, de María Inés Krimer y Sacrificio, de Leonardo Oyola, ofrecen sus intrigas en pequeñas cuotas con mensajes finales no menos que apocalípticos.

Sacrificio, esoterismo orillero
Si una de las pautas del género es apelar a la inteligencia del lector, Sacrificio perturba hasta las mentes más brillantes. Cuenta la historia de Fátima Sánchez o Víbora Blanca, una niña de condición humilde perseguida por las tragedias, que con el paso de los años desarrolló particulares poderes: tiene la capacidad de predecir el futuro, advertir la cercanía del peligro y comunicarse con las almas de los muertos a través de las aves.

Ya convertida en toda una mujer espera un hijo de Charly (un paria al que mataron durante un enfrentamiento entre bandas del Gran Buenos Aires) y deberá huir de su rival, Marabunta, otra bruja conocida de las villas porteñas, quien juró robarle a su bebé. Un ex suboficial de policía y un joven amigo de la infancia la protegerán, balas y sangre de por medio, en su escape frenético.

Los episodios de Sacrificio suceden entre tiroteos y persecuciones donde Fátima y Marabunta se enfrentan en una lucha para medir sus poderes terrenales y parapsíquicos. A veces cuerpo a cuerpo y otras, a la distancia. "La suma de peripecias oscuras y golpes de efecto visual propios de un cine clase B —explica Sasturain en el prólogo— con muertos vivos y tenebroso humor negro, fuertes dosis de esoterismo orillero y mitología popular, podría llegar a ser trivial en otras manos y en otras palabras".

Oyola es osado, no da tregua ni regala espacios en blanco. Mezcla fetichismo, elementos de la naturaleza, salvajismo humano y creencias urbanas para representar escenas fantasmales y generar sensaciones angustiantes dignas del género de terror. Entrega un relato ambicioso, por momentos escrito con furia, de escenarios comunes y con personajes sórdidos y reales.

Sangre Kosher, al frío y al calor del relato criminal 
Si las variaciones de temperatura son algunas de las pistas para establecer los contrastes entre el policial negro y el clásico, la novela de Krimer reúne características de ambos. La clave de la fusión permanente del frío y del calor habita en la piel de su protagonista, Ruth Epelbaum, una mujer solitaria, cercana a los 50 y obsesionada por la trata de blancas, lo que le hizo perder su trabajo en el archivo de la Sociedad Israelita de Entre Ríos.

Epelbaum viaja a Buenos Aires y se instala en un departamento en Villa Crespo. En la gran ciudad, fiel a las características del género negro, Ruth se vuelve detective sin proponérselo cuando Chiquito Gold, a sabiendas del motivo de la renuncia a su empleo en Entre Ríos, le encarga ir en busca del paradero de su hija Débora, quien desapareció sin dejar rastros. En su ruta por develar si la joven fue reclutada por una red de proxenetas o si escapó por propia decisión, atravesará por una seguidilla de acontecimientos oscuros en los que arriesgará su propia vida.

Los desafíos de Ruth generan una angustia extrema a medida que avanza en su cometido pero ella seguirá las pistas con una frialdad e inteligencia formidables. Para llegar a Débora penetrará en el mundo de la noche, aparecerán cadáveres a su paso y entablará relaciones obligadas con hombres que, escondidos detrás de una sonrisa amigable, tal vez la conduzcan hacia los verdaderos culpables: un personal trainer, el empleado de la joyería del padre de la joven desaparecida, un ex funcionario y hasta un juez.

Según Sasturain, Ruth es mucho más que un detective, es un personaje pleno que tiene una vida propia: "Nunca deja de ser una mina, nunca deja de estar en la Argentina de hoy, de vivir en Villa Crespo, de hacer bizcochuelos o traspirar tras el pelado juez Fontana en el gimnasio; es judía todo el tiempo y tiene los años, el cuerpo y las ganas, las amigas y los puntos que tuvo o se recruzan cada tanto".

Desde la tibieza inteligente de Krimer hasta la hoguera estremecedora de Oyola, las dos novelas trabajan el suspenso con un permanente estado de tensión. Encontrar al culpable será trabajo del lector, en complicidad absoluta con sus protagonistas: profesionales para quienes llegar a la verdad es cuestión de vida o muerte, de riesgo o audacia, investigadores que comenzarán una persecución obstinada sobre las pistas de los asesinos, lo que provocará más y más muertes. Lejos están aquellos detectives del policial clásico para los que resolver el enigma era casi un juego o una deducción lógica sobre piezas desarticuladas.

2 comentarios:

  1. Es muy interesante la novela del
    policial negro!!
    Porque recuerdo de un cineasta que dijo: ´´La realidad supera la ficción´´ y este relato me da la sensación de que es lo que esta pasando hoy en día,con la violencia y los crímenes misteriosos sin resolver.
    Me gusta eso de que el lector pueda hallar el culpable en su complicidad absoluta con el suspenso!.
    Voy a tratar de conseguir el libro ja!!!
    Muy bueno Graciana!

    Besos
    Susana

    Besos

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  2. Já li tudo, TUDO, Graciana, que você postou em "La miseria al sol"!

    Aqui vai ser um pouco mais difícil fazer isso. Mas vou tentar...

    Gostei do enredo dessas duas novelas. Não conheço os autores. Culpa de vocês, povos de língua espanhola, que não param de produzir bons escritores. Não consigui ler ainda nem 5% da obra dos grandes novelistas e poetas hispânicos. Para lograr esse feito eu teria de viver uns 200 anos - e ainda abater a tiros os novos que surgissem!

    Beijos

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