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viernes, 22 de mayo de 2009

El Rosariazo


por Edgardo Petrone
Mañana se recuerdan los hechos del "Rosariazo" ocurridos el 21 de mayo de 1969, hace ya 40 años, donde se exteriorizó la protesta por la situación imperante en el país gobernado por los militares que ungieron presidente de facto a Juan Carlos Onganía.
La rebelión, podría decirse, fue como un calco de la ocurrida exactamente un año antes en París y, lo que pareció una protesta inesperada, tuvo su orígen a partir de los hechos de Corrientes del 15 de mayo cuando los estudiantes protestaron por el elevado incremento del comedor universitario y donde las manifestaciones terminaron con el asesinato, por parte de policías, de Juan José Cabral.
En casi todo el país se produjo la reacción estudiantil, pero la rebeldía mayor comenzó dos días más tarde en Rosario, donde se hizo una gran concentración en el comerdor universitario de la calle Corrientes frente a la Bolsa de Comercio para una programada Marcha del Silencio. Esta marcha por calle Cordoba, fue deetenida por la policía las dos cuadras, frente al cine Radar, sentándose los estudiantes en el pavimento por un par de horas hasta que comenzaron los gases lacrimógenos y el ataque de la guardia de infantería.
El desbande se generalizó seguido de la persecución. A las cuadras, en Córdoba al 1300, un pequeño grupo en su afán de escapada entró a los pasillos de la Galería Melipal. Allí, estaban los uniformados comandados por el oficial principal Juan Agustín Lezcano, quien sacó su pistola y desde cerca le disparó a Adolfo Bello, un estudiante de medicina de 22 años que cayó gravemente herido. El asesinato fue visto por unos pocos testigos. El relato de una estudiante posiblitó tiempo después, que Lezcano fuera condenado, aunque la verdad sea dicha, pocos años estuvo en la cárcel y cuando salió puso una parrilla en la zona norte de la ciudad.
Bello fue trasladado agonizando al Hospital Central Municipal donde sobrevivió algunos minutos. Un periodista recuerda hoy que había ido con su fotógrafo a cubrir la nota y que su compañero aprovechó la situación de confusión generalizada que se produjo para entrar en la guardia y en contados segundos salir, con la foto lograda de Bello en la camilla.
El periodista recuerda: "Nadie advirtió que me dió el rollo y entonces salí sin que nadie pensara que llevaba algo en la mano. Las únicas fotos que se lograron del cadáver de Bello salieron en Crónica".
La reacción siguió imparable durante muchas horas en todo el centro. Un grupo pretendió tomar la Radio LT8, hasta que fueron desalojados y en la calle, desde la Plaza San Martín, a 50 metros, efectivos e la Montada dispararon sus carabinas hiriendo de muerte a Luis Blanco, de 15 años, aprendiz metalúrgico, sumado a la rebeldía, mientras su padre verdulero vendía la mercadería con su carrito a unas cuadras tan solo.
La policía temía que fuera tomada frente a la Plaza San Martín la Jefatura, comandada por el coronel Mones Ruíz, quien renunció dos días más tarde y fue reemplazado por el coronel Duret, por decisión el gobernador de facto, el contralmirante Eladio Modesto Vázquez.
Al día siguiente comenzaron a llegar escuadrones de Gendarmería desde la provincia de Corrientes, comandados por alguien que lograría triste fama por su desempeño como jefe de la policía rosarina: el comandante mayor Agustín Feced. Y allí, allí comenzó otra historia.
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