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miércoles, 20 de mayo de 2009

DE LA MUJER Y EL TANGO


Suele proceder con devoción el hombre y la amante misteriosa defendiendo su pasión desenfrenada. ¿Que mítica ciudad bordó el margen incesante de la pena, sinuoso y desbordante con la cara zurda hacia el río…? En qué lecho, a puro puño se estrenó la voz de tango, el que lamenta la huída, la pasión, la pena…
Vástago de mujer, piernas blancas. Rima de tango su lamento. Sucesión de antorchas sobre los tibios pasajes de la sombra.
El beso que se posterga entre oscuros y tibios olores de arrabal. El fango, que va cubriendo los parajes de la inocencia. Y la bella, la mujer. La mujer vestida de tango. La bella cruza los puentes señalados para el martirio. Serenamente se desliza por la lentitud deteriorada de sus recuerdos. Dulce, derrota las memorias, cruza impasible los caminos del corazón, para llegar al hombre y desvestirse lentamente de las miradas que la vierten al amor.
Desnuda de música y de voz, con su deseo persistente de anidar sigilosa en la ciudad del silencio, la bella muere entre los telones tangueros de sus lamentos. Y ama y clama, descansa en la historia y se estanca por siempre entre los tibios suburbios de la canción.


(texto seleccionado en la 1ª Convocatoria de Literatura Universal)
Sitio web: www.literaturauniverssal.com

1 comentario:

  1. Pocas veces se muestra el lado femenino del tango desde la vivencia de la mujer. Quizás por que para la mayoría el tango es de hombres, de penas y recuerdos que muerden el corazón durante las noches de soledad en las viejas casas, en las esquinas apenas iluminadas por despintados faroles olvidados en el devenir del tiempo. Pero no se debe olvidar que como tantas otras cosas, el tango se debe a la mujer, la ninfa evanescente de los hombres despechados, de los equivocados, de los arrepentidos. De los que añoran el retorno de algo que ya fue. Debería ser tenido en cuenta tu texto a la hora de describir ese extraño moviemiento cultural atemporal y musical conocido como tango.

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