Graciana Petrone
Lenardón y Ortíz - Foto Leonardo Galetto |
La serie Narrativas Contemporáneas, de la Editorial Fundación Ross, acaba de publicar Colección de arena –compuesto por una serie de cuentos–, de Marta Ortiz, y Shopping, una novela de Gloria Lenardón. En concordancia con la avezada trayectoria de las autoras, las obras ofrecen relatos de cierta impecabilidad, en los que puede leerse la palabra precisa en cada una de sus páginas. Coherentes con el espíritu del proyecto, los ejemplares se distinguen por su elegancia y el cuidado estético de sus portadas, cuyo diseño e imágenes pertenecen a Cecilia Lenardón.
Encuentros, sentimientos inequívocos, personajes por momentos complejos y un exhaustivo trabajo en la descripción de los ambientes, el vestuario o la coyuntura (aunque también aparece lo aleatorio) son sólo algunos de los elementos con los que Ortiz construye los 23 relatos que forman el libro. “Es una característica mía. No puedo evaluarlo dentro de mi mismo trabajo, pero remitiéndome a lo que muchos me han dicho sobre eso, creo que es parte de mi mirada”, asegura la autora, quien además es una experimentada coordinadora de talleres de narrativa. “Por otro lado –agrega– nunca doy por terminado un cuento hasta que no me satisface a mí, lo que nunca ocurre con la primera versión: hay que retrabajarlo y pulirlo porque muchas veces no están claras las ideas y eso se va develando en la escritura”.
Así, el detalle más ínfimo se convierte en una pieza fundamental a partir de la cual la autora da vida a una narración con fuerte contenido político como es el caso de “Zapatos de fiesta”. En este relato, la protagonista abre un abanico de recuerdos de su época de estudiante universitaria, y escribe: “Mirabas para otro lado, vos y otros miraban más allá de la línea de fuego a pesar de los chicotazos que ennegrecían el ambiente y las corridas también, había que llevar zapatos cómodos, no las botas de caña alta cuando ibas a la facultad (…)”.
En “Lunares de sol sobre el verde del césped del parque”, en cambio, crea un personaje que guarda un secreto atroz y casi como una interpelación al lector apunta en un diario íntimo lo que no se anima a confesar: “Alguien me habló de una cronista guatemalteca, lleva un registro minucioso de esa napas inclasificables que en los libros se llama estupro y en la vida real violación (…)”. En todos los relatos de Colección de arena el arraigo en el pasado, la mujer frente al mundo o los recuerdos de la infancia destrozados por el paso del tiempo son una constante. En cada texto Ortiz hace que se desteja una madeja de frágiles y delgados hilos que se estiran y acomodan a medida que las páginas avanzan.
Shopping
En Shopping, Lenardón realiza un trabajo narrativo en el que se destacan dos aspectos esenciales. El primero es que la novela transcurre en un único momento: cuando la protagonista asiste a la inauguración de un centro comercial a bordo de un viejo Renault 12. El segundo, es el impecable manejo de la palabra con el que produce imágenes en continuo movimiento y situaciones casi agobiantes, llenas de adrenalina, propias de los efectos del consumismo.
Y pese al terreno peligroso por el que puede caminar una trama sin detonantes y basada en lo anecdótico, la escritora mantiene en vilo al lector con maestría. No da tregua. “Me ocupo de la historia en sí, de cómo quiero contarla –explica–, de las dificultades con que me topo; con esta novela quería una anécdota mínima, una voz que fuera y viniera, un poco aquí y un poco allá, y un espacio muy grande donde hubiera amontonamiento, acumulación. Y también mucha distracción”.
El personaje de Shopping es una mujer cuyo único interés aparente es ingresar al complejo y a la que deslumbran el colorido de las vidrieras acondicionadas especialmente para la ocasión, el amontonamiento de gente, los adornos o los fuegos artificiales, mientras cuenta todo lo que ve: “Hay estrellas que revientan en puntos azules que de golpe son rojos, o de un blanco fosforescente”. De a ratos recuerda a su gata Lola, el balcón de su departamento y algunos instantes fugaces de su vida pero de inmediato vuelve a sumergirse en el escenario convulsionado del centro comercial.
Así, la historia de Lenardón transcurre entre una multitud de gente y marquesinas incandescentes, música y cientos de ofertas de productos de los más disparatados por los que la gente se agolpa a empujones para comprar antes de que se acaben. “Cuando quiero escribir una novela – dice la autora–, siempre tengo la sensación de estar metiéndome en un embrollo del que me va a costar salir, y aún más resolver. Con esa sombra encima lo primero que trato de evitar es lo solemne”. Esa parece ser la razón por la que eligió un shopping como escenario. “Porque me aportaba ideas que me divertían, pero hay que ver qué queda cuando se pasa la narración, y cuán dispuesto está un lector a ceder su seriedad”, apuntó.
Ejemplares de colección
La colección Narrativas Contemporáneas, de Editorial Fundación Ross, está dirigida por Lenardón y Ortiz. Debutó con las antologías Mi madre sobre todo y El río en 14 cuentos, a los que le siguieron seis libros más entre los que se encuentran La prueba viviente, de Patricia Suárez; Tirabuzón, de Angélica Gorodischer, y Santos y desacrosantos, de Enrique M. Butti. Las ediciones se distinguen por su cuidado estético y un particular diseño exterior en el que la fotógrafa Cecilia Lenardón crea imágenes que ocupan tapa y contratapa. “Como si se pudiera ingresar al interior del libro por ambos lados”, apuntó Ortiz. La serie, según explican las editoras, busca rescatar “la oferta del había una vez, la diversidad de escrituras, las ideas que se agregan y sus pretensiones, el fenómeno de lo que va y viene, su registro en el idioma. La trasgresión de lo cotidiano: un libro para hoy y otro para mañana”.
Nota publicada en diario El Ciudadano
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